Flores amarillas para Ayotzinapa

Otoño de cempasúchil

 Por la memoria de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, para quienes buscan a sus desaparecidos.
Pablo Sandoval Coronado   TW: @_la_enredadera

Tras un intenso camino de creación que empezó en septiembre de 2014, un año después llegamos a la forma definitiva de Otoño de Cempasúchil, una producción de poco más de 12 minutos de duración en los que se va configurando un discurso sensible que vincula música, poesía e imágenes en movimiento. Alguna vez alguien preguntó: un año de trabajo para un resultado de 12 minutos ¿querrá decir que se produjo un minuto al mes? Por fortuna, en términos generales, no hay correlación de magnitud temporal entre los procesos de creación en el arte y lo que resulta de ellos, las obras producidas. Por el contrario, antes que una cronometría, antes que un orden del tiempo en términos lineales u homogéneos, lo predominante en este proceso no ha sido otra cosa que el orden de lo discontinuo, de las alternancias y de las disrupciones siempre impredecibles.

El sendero de esta búsqueda artística comienza poco después de conocer la noticia brutal de los estudiantes desparecidos de Ayotzinapa. Desde ese momento y hasta el día en que publicamos la obra, será imposible establecer un trazo que diferencie el límite entre el proceso artístico y la reproducción social de la vida ―de nuestras vidas―, en las esferas pública y privada. Algunas veces el arte y la vida se funden y se contaminan mutuamente. A lo largo de esta búsqueda conocimos a muchas personas, organizaciones sociales, colectivos que buscan a sus familiares desaparecidos. Nos enrolamos en caravanas con las que llegamos a la escuela normal rural en Ayotzynapa, en el Estado de Guerrero y también nos movilizamos en las calles como millones de ciudadanas y ciudadanos mexicanos para exigir un alto a la violencia. En simultáneo fuimos registrando las experiencias y en paralelo fuimos imaginando posibilidades para una escritura multidisciplinaria.

Pero más que una escritura el trabajo consistió en desplegar ensayos de prueba y error a partir de diferentes materiales; un ejercicio de «reescrituras» que nos permitió entrever rutas posibles por las cuales configurar una compleja densidad de narrativas musical, poética y visual en un sólo entretejido. En estos ensayos de «reescritura» dimos con un principio de organización temporal a partir de la respiración y con esto nos aproximamos a una respuesta a la pregunta en torno al dolor que acechaba desde un inicio: cómo darle forma a lo que de por sí se presenta elusivo a la configuración y se resiste al cálculo de la medición que es indispensable en el arte para el tratamiento morfológico de la materia. A través de la respiración fuimos segmentando el tiempo, y trazamos una sintaxis de duraciones de imágenes, sonidos y palabras por medio de gestos de aire.  

Así fuimos transmutando el dolor y la tristeza en música, en poesía e imágenes en movimiento como una reivindicación de la memoria, como un acto de resistencia ante el olvido. Otoño de Cempasúchil surgió de una necesidad imperante en el panorama actual de México: romper silencios y abrir veredas de expresión creativa y artística, para la exigencia de justicia y la reivindicación de la vida en medio de la violencia. El trabajo está dedicado a los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, en Ayotzinapa (Tixtla-Guerrero) y a los miles de desaparecidos en todo el país y en América Latina y el Caribe.

 

Las piezas sonoro visuales son parte de un proyecto de largo aliento de La Enredadera Producciones. Se conciben como un dispositivo que integra lenguajes múltiples para transportarnos a una experiencia multisensorial, que es a la vez multisignificativa.

«Polvaredas» de L A  E N R E D A D E R A

Créditos

 

Composición (música – letra – imágenes):

Pablo Sandoval Coronado

Gabriela D. Guevara

Músicos Intérpretes:

Carolina Espinosa (voz)

Daniela Olmedo (voz)

Joel Olmedo (voz / vihuela)

Eduardo Castellanos “Lalo jaranas” (zapateo / jarana)

Julio Gándara (flauta transversa / bajo / punteador)

Alma Rodríguez (saxo tenor)

Octavio Mendoza (violín / violonchelo)

Edgar Tafoya (narrador)

Gabriela Delgadillo (narradora)

Pablo Sandoval

(dirección y arreglos musicales / voz / guitarras / melódica / percusiones)

Grabación de audio:                                 Manuel Mora

Estudio:                                                       MÁS RUIDO

Fotografía y cámara:                                Gisela Delgadillo

Edición de video:                                      Gabriela Delgadillo

Trabajo realizado entre octubre de 2014 y septiembre de 2015

México, D.F.

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