Túmin: otra economía es posible

Imagen destacada: Ilustración de cartel «Primer festival Túmin, Veracruz, 2017». Disponible en Túmin – Mercado Alternativo, Economía solidaria y Autogestión.

Sabina Castro   tw: @sabina__castro

La solidaridad es la ternura de los pueblos

Gioconda Belli

 
En el mundo contemporáneo las dinámicas mercantiles predominantes obedecen a la lógica de la acumulación y la ganancia. La producción y el consumo están pensados para garantizar la reproducción incesante de los ciclos del capital y no para satisfacer las necesidades sociales. Dentro de esta dinámica productivista, son los grandes capitalistas los que continúan engrosando sus carteras, mientras que la mayor parte de la población en el mundo sufre los estragos de este sistema económico profundamente inhumano y desigual.
 
Sin dinero es prácticamente imposible reproducir nuestra vida, particularmente en las grandes urbes. Las cadenas de supermercados prefieren arrojar a la basura la comida que no se ha vendido, en vez de compartirla con quienes tienen hambre pero no pueden pagarla. Lo mismo sucede con la especulación inmobiliaria, es preferible que las viviendas permanezcan vacías a que sean ocupadas por las personas en situación de calle que duermen a la intemperie. Todos los ámbitos de la vida han sido mercantilizados, y el dinero se convierte muchas veces en un instrumento más cruel que útil.
 
En México y América Latina, los niveles de pobreza revelan el estado fatídico en que se encuentran las sociedades de la región en medio de la crisis civilizatoria. Son los sujetos subalternos, las y los de abajo, quienes sufren con mayor fuerza los estragos de esta crisis planetaria; con salarios ínfimos, jornadas laborales extenuantes, condiciones de violencia e inseguridad, se enfrentan día con día a la voracidad de este sistema económico en el que más que vivir sobreviven.
 
Frente a las problemáticas sociales y los embates del sistema, en múltiples territorios los pueblos están generando horizontes de lucha y resistencia ajenos al Estado y a toda organización jerárquica y autoritaria; los sujetos subalternos se han organizado para generar alternativas desde abajo, muchas de las cuales están encaminadas hacia la construcción de procesos autónomos y autogestivos. Este es el caso del Túmin.
 
Túmin: del lucro a la solidaridad
 
El Mercado Alternativo de Economía Solidaria y la moneda comunitaria Túmin, surgieron en Espinal, Veracruz en el marco de La Otra Campaña[1] convocada por las y los zapatistas (Junta de Buen Gobierno, 2014). Desde un principio, la idea de crear una moneda comunitaria estuvo estrechamente ligada a la convicción de que otra economía es posible: una economía no capitalista, desvinculada del lucro y la acumulación, y capaz de generar nuevas relaciones sociales basadas en la reciprocidad y la solidaridad.
           
El túmin se presenta como una iniciativa localizada que surge de un grupo de personas decididas a gestionar un proyecto comunitario. Por esta razón, y siguiendo la lógica de las comunidades zapatistas, no existe una organización jerárquica sino una Junta de Buen Gobierno. Se pretende construir con base en “la ayuda mutua, la confianza y la transparencia, la libertad, unidad y colaboración, autonomía, gratuidad, equidad y justicia, no explotación, desde lo alternativo, sistémico, comunitario, consciente, identitario, poder del pueblo…” (Junta de Buen Gobierno, 2014: 87).
En cuanto a su funcionamiento, la equivalencia del túmin es igual a la de la moneda oficial, por lo que un túmin equivaldrá a un peso, a un dólar, a un euro, de acuerdo con el territorio en que sea usado. La moneda no necesariamente sustituye la totalidad del precio del producto que se desea adquirir, puede ser un complemento. Entonces, al comprar un producto la consumidora o el consumidor puede pagar una parte con túmin y otra con pesos, o bien la totalidad con túmin, en el caso de México. En este sentido, “según los acuerdos de la asamblea de tumistas, con estos vales puede pagarse por lo menos un 10% en cada compra, o hasta el 100%, dependiendo de las posibilidades de cada socio; y a veces con mejores precios a manera de solidaridad” (Junta de Buen Gobierno, 2014: 68).
 
El hecho de que el túmin sea una moneda ajena al Estado y distinta a la oficial, también posee un carácter simbólico que tiene que ver con la autogestión, la autonomía y la posibilidad de pensar la riqueza desde un lugar distinto.
 
Fotografía de Cuartoscuro disponible en Crónica del poder 

El túmin puede entenderse como un intento de monetizar la riqueza que los tumistas identifican como abundante en su región, pero en forma de una moneda alternativa a la respaldada por el Estado. Esta moneda adopta la forma de un arma revolucionaria contra el sistema capitalista que impone determinadas concepciones de la riqueza que los artífices del túmin consideran perjudiciales o restrictivas para el bienestar colectivo de la región (Gunson, 2019: 46).

 
Educar para transformar
 
Para el Mercado Alternativo de Economía Solidaria la pedagogía resulta fundamental, dado que permite involucrar a las infancias en la creación de nuevas dinámicas colectivas. La educación puede ser liberadora cuando se incorporan aprendizajes antisistémicos por medio de pedagogías críticas. En este sentido, el involucramiento de las niñas y los niños, que en su mayoría son hijas e hijos de las y los socios tumistas, es muy importante para construir espacios de reflexión y aprendizaje para las nuevas generaciones. De tal forma, es posible que las dinámicas mercantiles comiencen a transformarse gradualmente, así como las lógicas dentro de las relaciones sociales y económicas.

 

El proyecto puede cambiar la dinámica social cuando se usa el túmin: de clientes a compañeras y compañeros, que se apoyan para circular los productos de todos y afianzar relaciones entre el colectivo. Esto significa cambiar nuestra idea con relación al lucro y actuar basándonos en los principios de la moneda comunitaria. También implicaría no dar cabida a relaciones opresoras dentro del grupo. Para lograr lo anterior, es necesario hacer evidente un proceso de educación dentro del proyecto; hacer una praxis que permita dar significado y relevancia a la moneda comunitaria y evitar la sensación de que con el Túmin los productos, servicios y saberes son más baratos (Ochoa, 2016: 92). Así es como se crean nuevas lógicas que se basan en la solidaridad y la reciprocidad.
 
El túmin apuesta por cambiar los paradigmas que se fundamentan en la competencia y el individualismo y trascender hacia el bien colectivo. Tal como lo menciona la Junta de Buen Gobierno, la solidaridad tiene que ver con caminar dos o tres cuadras más para comprar los alimentos con la o el compañero tumista y no en un supermercado transnacional. Y tiene que ver también con la confianza que se deposita en el proyecto; confiar en el otro y la otra implica establecer lazos más fuertes, sin poner en duda las intenciones o motivos de las y los demás compañeros.
A diferencia de la lógica del sistema capitalista, este tipo de iniciativas se fundamentan en la reciprocidad:

En el capitalismo, la dinámica económica se inicia a partir del interés individual por lucrar con el objetivo de acumular para, de este modo, poder comprar, en el mercado, los bienes y servicios que se precisa para ser feliz. En la Reciprocidad, la dinámica económica se inicia a partir de la necesidad del Otro, con el objetivo de crear o recrear el vínculo social, generador de valores humanos: amistad, alianza, fraternidad, solidaridad…para, de este modo, adquirir prestigio como donador y, en ello, tornar más amable el mundo (Medina, 2012: 2).

Todos estos procesos se van transmitiendo a las nuevas generaciones porque los niños y las niñas también son agentes activos en las relaciones. El contacto con una moneda alternativa que implica relaciones distintas, genera también que las infancias formulen preguntas y que a raíz de dichas interrogantes generen un pensamiento crítico. “Los elementos estratégicos del Túmin se vuelven agentes educativos, ya que permiten aprehender el significado político que tiene el usar la moneda” (Ochoa, 2016: 93). Así pues, es incluso una decisión política, porque al preferir comprar con túmin dejas de enriquecer a las grandes empresas transnacionales y comienzas a consumir de forma local.
 
 
Otra economía es posible

 

A pesar de sus limitaciones, la economía solidaria ha sido una importante experiencia embrionaria capaz de sostener tejidos vivos y de generar en su acción cotidiana espacios transformadores y generadores de relaciones “otras”.
 

Embrionaria cuando es capaz de rehacer la unidad de un pueblo originario, de convocar su historia, de recuperar sus imágenes y sueños, de levantarse de las cenizas sociales para gritar de nuevo al mundo su digna identidad y autonomía. Embrionaria, en fin, en la construcción de un nuevo movimiento social de carácter global, construido poco a poco desde abajo, pero, también, despertando cada vez más simpatías y apoyos desde arriba, como queriendo decir al mundo que otra economía —una bioeconomía— es posible, como posible y necesario es también otro mundo (Díaz, 2015: 16).

El túmin ha sido una iniciativa capaz de articular redes y espacios para la generación de otras economías. Las y los actores involucrados han demostrado desde sus inicios que esta economía otra es posible, desde la autoorganización y la autogestión, promoviendo la participación colectiva y horizontal. Las personas se están organizando desde abajo para cambiar sus condiciones sociales y sembrar la semilla de nuevos mundos. Puede ser que ninguna iniciativa de economía solidaria sea capaz de eliminar todas las opresiones por sí misma, pero sí de agrietar el muro del que hablan las y los zapatistas. Al ser una grieta en un muro que parece indestructible e inamovible, comienza a ponerse en cuestión un modelo generador de muerte y violencia, y en su lugar, se decide comunitariamente poner la vida en el centro. ♠

[1] Se empezó a diseñar la idea de la moneda comunitaria desde marzo de 2010 aproximadamente en el seno de la llamada “Otra Campaña”, ese movimiento zapatista que buscaba construir autonomías, abandonando toda esperanza en el Estado para la solución de nuestros problemas. (Junta de Buen Gobierno, 2014: 30).

Referencias

Díaz, G. (2015) Economías solidarias en América Latina. Guadalajara: ITESO

Gunson, J. (2019) From Client to Comrade: Alternative Currency and Market Relations in Mexico. England: Manchester University

Junta de Buen Gobierno. (2014) Aceptamos Túmin: mercado alternativo, economía solidaria y autogestión. Xalapa: CLACSO

Medina, J. (2012) Monedas locales: una herramienta convivial para facilitar el buen vivir. Círculo Achocalla

Ochoa, M. (2016) La economía solidaria como generadora de procesos de aprendizaje: el caso de la moneda comunitaria Túmin. Veracruz: Universidad Veracruzana

No Comments

Post A Comment